¿Se puede rehabilitar un tejado aprovechando las vigas de madera?

como rehabilitar tejados sin eliminar las vigas de madera existentes

¿Se puede rehabilitar un tejado aprovechando las vigas de madera?

La rehabilitación de cubiertas con estructura de madera es una práctica cada vez más habitual en proyectos de restauración y mejora energética. En edificios antiguos, las vigas de madera han demostrado una resistencia y durabilidad notables, por lo que aprovecharlas en la renovación del tejado puede ser una opción viable, sostenible y económica.

Sin embargo, antes de proceder con cualquier intervención, es fundamental analizar el estado estructural de la madera y comprobar su capacidad para soportar las nuevas cargas y materiales.

En Cobertes Reser contamos departamentos técnicos que evalúan cada proyecto de manera individual. Estos análisis garantizan que la rehabilitación cumpla con las exigencias del Código Técnico de la Edificación (CTE) y las normativas municipales correspondientes, asegurando la estabilidad y durabilidad de la estructura una vez finalizada la obra.

Evaluación técnica de la estructura existente

Antes de iniciar cualquier trabajo de rehabilitación, los técnicos deben revisar el estado de las vigas de madera para determinar si pueden reutilizarse. Este proceso implica una verificación estructural que permite conocer la resistencia actual del material, su grado de humedad, la posible presencia de plagas como termitas o carcoma, y la afectación por hongos o deterioro físico.

Una vez efectuado este diagnóstico, se decide si es necesario reforzar las vigas o sustituir algunas piezas. El objetivo es garantizar que la estructura pueda soportar el peso del nuevo tejado y adaptarse a las cargas de viento, nieve y aislamiento que establece el CTE.

En la mayoría de los casos, la rehabilitación se realiza combinando la madera original con refuerzos estratégicos, logrando un equilibrio entre tradición, eficiencia y sostenibilidad.

Integración de refuerzos y nuevos materiales

Cuando las vigas de madera se encuentran en condiciones aceptables, se procede a su saneamiento y tratamiento protector. Los productos empleados actúan contra insectos y humedad, aumentando la vida útil de la estructura.

En algunos casos se añaden refuerzos metálicos o de madera laminada, integrados visualmente para no alterar la estética original del inmueble.

Este enfoque mixto permite mantener el carácter arquitectónico del edificio, al mismo tiempo que se actualizan las prestaciones técnicas del tejado. Gracias a la verificación previa y al cálculo estructural, es posible instalar nuevos entablonados o machihembrados directamente sobre las vigas existentes, optimizando el proceso de montaje y reduciendo significativamente los plazos de obra.

Impermeabilización y aislamiento de la cubierta

Una vez garantizada la estabilidad del entramado, se inicia la fase de reconstrucción del tejado.

En primer lugar, se coloca el entablonado o machihembrado, que actúa como base para las capas posteriores. Sobre esta superficie se instala una lámina impermeabilizante, generalmente de caucho EPDM o materiales transpirables, que aseguran la estanqueidad y protegen la estructura frente a filtraciones y humedades.

A continuación, se incorpora el aislamiento térmico, un elemento esencial para mejorar la eficiencia energética del edificio. Los materiales más empleados son los paneles de polietileno extruido, que se presentan en diferentes grosores según el nivel de aislamiento deseado.

Esta capa ayuda a mantener una temperatura interior estable, reduciendo el consumo energético tanto en invierno como en verano.

Cámara de aire y sistema de ventilación

Una cubierta bien ventilada contribuye a prolongar la vida útil de la estructura y del aislamiento. Para conseguirlo, se crea una cámara de aire entre las capas del tejado mediante un entramado de madera tratada (rastrelado).

Esta cámara permite la circulación del aire, evitando la condensación y mejorando las condiciones térmicas y acústicas del interior.

El sistema de ventilación también protege los materiales frente a la acumulación de humedad, especialmente en climas húmedos o con fuertes variaciones térmicas, como ocurre en la costa mediterránea.

Acabado exterior: teja o pizarra

El acabado final de la cubierta dependerá del estilo arquitectónico y del entorno. Las tejas cerámicas son una opción muy popular por su durabilidad, resistencia a la intemperie y estética tradicional.

Existen numerosos modelos, colores y acabados que permiten adaptarse a las exigencias de cada proyecto. Los fabricantes suelen ofrecer garantías de hasta 35 años, lo que refuerza la fiabilidad de este material.

Otra alternativa de gran calidad es la pizarra natural, valorada por su impermeabilidad y su capacidad para integrarse con el entorno. Además de su resistencia, la pizarra ofrece una imagen elegante y sobria, ideal para edificios históricos o viviendas rurales.

En este caso, los proveedores especializados garantizan una durabilidad mínima de 10 años en la instalación de la cubierta.

Ventajas de aprovechar las vigas de madera existentes

Reutilizar las vigas originales no solo tiene un impacto económico positivo, al reducir el coste de materiales y mano de obra, sino que también representa una apuesta por la sostenibilidad.

La madera es un material renovable y, si se mantiene en buen estado, conserva propiedades estructurales óptimas durante décadas.

Asimismo, la rehabilitación parcial minimiza los residuos de obra y permite conservar el carácter arquitectónico del edificio, algo especialmente valioso en inmuebles protegidos o de valor histórico.

Gracias a las técnicas modernas de consolidación y tratamiento, es posible restaurar vigas antiguas para que ofrezcan el mismo rendimiento que una estructura nueva.

La combinación de experiencia técnica, cálculo estructural preciso y materiales de última generación convierte este tipo de intervenciones en una solución eficiente, segura y respetuosa con el patrimonio.

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